jueves, 10 de diciembre de 2015

Hoy os traemos la reseña de The Black Legend, de la apisonadora de Thirteen Bled Promises



Hace unos días publicamos una entrevista a esta banda madrileña (que puedes leer aquí), y hoy toca el turno de su último y demoledor álbum, The Black Legend, que tras tres años de espera tras su Heliopause Fleets no nos ha dejado para nada indiferentes con esta precuela conceptual.

Joder que si ha merecido la pena la espera...

Dale al play y únete al viaje desde los orígenes del planeta al siglo XVI. No tengas miedo de los enigmáticos seres de otras galaxias que se mueven entre lo terrenal y lo divino, que parecen majos y buena gente.



Miembros: Turri (Voz), Fran (Guitarra), Darío (Guitarra), Cosmea (Bajo), Johny (Batería).

Producido y masterizado por Alex Cappa.

Tracklist:

1. The irrevocable judgement of the inner world
2. Species landfill
3. Sons of the Northward
4. Year 666 (The first arrival)
5. A fully stabbed face
6. Beeldenstorm
7. Cosmic Depletion
8. Biblephagy Slender Phytobezoars
9. Death of an alien
10. The day after Roswell

Este trabajo nos trae 10 temas de Brutal Deathcore directo, con toques de Djent y Math y una vuelta de tuerca de otros estilos de metal, pasando de momentos más melódicos y groove al puro death: 40 minutos de la apisonadora que son Thirteen Bled Promises.

La épica intro ya te va metiendo en el ambiente y te va avisando de lo que te vas a encontrar en el álbum completo: una atmósfera e hilo conceptual únicos. Ya asolaron la tierra con su debut, ¿qué nos queda ahora?

Se acabó el largo letargo. La invasión alienígena es total. Temblad terrícolas...”.

Desde el primer tema Thirteen Bled Promises dejan bien claro de qué van. 


Me gusta la sensación de escuchar un nuevo trabajo de un grupo y comprobar que no han cambiado, que siguen fieles a su estilo, pero con ese toque de madurez y experiencia, con el que dan un salto creativo con una propuesta que va más allá de cualquier etiqueta.

Es obvio que estos chicos saben lo que se hacen, controlan a la perfección sus instrumentos y su habilidad y capacidad técnica, sumada con la increíble compenetración de todos los miembros dan como resultado un trabajo brillante: un caos bien estructurado, contundente y uniforme; disonancias únicas, un efecto devastador. Te verás envuelto en un ambiente asfixiante, machacante y estimulante, ahora melancólico y pesado, luego enérgico y violento.

Subrayo la capacidad de cambiar de ritmo una y otra vez y el uso de breakdowns colgados, mi debilidad en la música, y que cuando está bien hecha y en el momento adecuado, me termina de enamorar.

Las guitarras presentan una afinación muy acertada, ya sea en los momentos de distorsión contundentes o en los momentos más limpios con los solos afilados, shreds y veloces, sin olvidarnos de un bajo machacante y el doble pedal de la batería: sus ritmos, dinamismo y la sonoridad que le saca a los platos, muy atmosférico... Si eres tan soso que tus pies no se mueven al ritmo, háztelo mirar.
Y qué decir de Turri como cantante, envidia sana: una voz gutural, intensa y compacta, desgarrada y afilada en ocasiones: el ariete de Thirteen Bled Promises.

Algo que siempre intento hacer es leerme las letras mientras escucho el disco, y en este caso es una obligación: si quieres conocer el lore que hay tras The Black Legend y se te da bien el inglés, presta atención a su apartado lírico.

Más que acertado el artwork. La portada, de nuevo obra Martín de Diego Sádaba, es preciosa, coño. Una ilustración que ha logrado plasmar este ambiente, también recogido en la galleta del cd con esas inscripciones y simbología, y que presenta una obvia conexión con su Heliopause Fleets. Yo ya le he cogido cariño al bichuco... <3


Thirteen Bled Promises han conseguido un genial trabajo, apostando por su caballo ganador, que les hará consagrarse (más si cabe) dentro del estilo y la escena, ya no sólo nacional. Qué potencial desprenden... No les quitéis el ojo de encima porque la van a liar.

Se habrán quedado a gusto... Miedo me da verles en directo, me gustaría conservar mi cuello, pero será imposible contenerse al headbanging.

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