La música viene existiendo desde hace
siglos. Es una materia que sirve de inspiración a las personas, que
puede hacer sentir y provocar innumerables sensaciones, hacer
florecer sentimientos en lo más recóndito de quien lo escucha y,
por supuesto, de quien lo compone e interpreta.
En la actualidad la música, y sobre
todo el rock, está siendo castigada muy injustamente: los políticos
lo criminalizan mostrándolo como algo violento e irracional; los
managers, empresarios, promotoras, discográficas y demás mafia lo
están convirtiendo en un negocio del que se lucran bestialmente a
una escala desproporcionada en la mayoría de los casos y sin un
ápice de moralidad; la mayoría de los bares y salas de conciertos
también tratan de aprovecharse del trabajo de los grupos para
beneficiarse en su negocio; y nos quedan los músicos, ¿qué papel
juegan los músicos en este ajedrez? Pues por desgracia no son más
que unos meros peones utilizados como moneda de cambio por todos los
anteriormente mencionados para su juego capitalista. Pero está en
sus manos, ESTÁ EN NUESTRAS MANOS, el hacer que esto no siga siendo
así. El papel que deben asumir los músicos en la actualidad es el
de defensores de la música, somos nosotros quienes tenemos que
defender el amplio significado de esa palabra, quienes podemos y
debemos demostrar que la música no es violencia, la música es
cultura; la música no es ruido, es arte; la música jamás debe de
ser un negocio, la música es expresión y sentimiento, y con eso no
se negocia. Al músico no se le puede coartar y censurar, al músico
se le debe apoyar, valorar y RESPETAR.
La música como parte de la cultura que
es, se debería fomentar y no obstaculizar. Dentro de la música y
sus variedades hay muchas interpretaciones y prejuicios, quizás la
más castigada y apaleada sea el rock. Al rock y todas sus
vertientes, por lo general, siempre se le intenta hacer callar desde
arriba. Será su espíritu reivindicativo, su mensaje de rabia y su
lucha de libertad por lo que cada vez es más complicado hacer y,
sobre todo, mostrar en directo.
Algo tan especial, tan básico y a la
vez tan imprescindible como es la música debería tener una inmensa
libertad de interpretación y de expresión, pero sin embargo cada
vez está más manipulado y en la sociedad actual han conseguido
inculcar otros valores, mucho menos éticos y por desgracia cada vez
más extendidos, que impiden que la gente vea a la música como lo
que es, una parte de la cultura con la que podemos expresarnos,
manifestarnos y comunicarnos.
Mojándonos un poco más, y
centrándonos de nuevo en el amplio abanico del rock (por supuesto
que no es el único, pero me voy a centrar un poco más en él debido
a que abarca una inmensidad de estilos que nacieron a partir de esta
base), podemos decir que los intereses son claramente exterminar el
germen combativo y espíritu rebelde que siempre ha llevado consigo y
por otro lado masificar el consumo de las músicas menos críticas,
más “comerciales”, las que no despierten la mente de las
personas y por consiguiente las que menos quebraderos de cabeza les
pueda dar.
Cada día que pasa son más las trabas
que se le ponen para sobrevivir. Cada día se censuran más y más
conciertos, se cancelan más festivales, se cierran más salas y, por
consiguiente, se rompen más ilusiones y se desprecian los esfuerzos
de quienes ponen todas sus ganas en esto, puesto que no debemos
olvidar que no es sólo música y ya está, sino que es actitud, es
una forma de ver e interpretar la vida.
Yo no puedo llegar a entender cómo las
leyes, en lugar de facilitar y proteger la música, se dedican a
prohibir y silenciar su expresión. No me entra en la cabeza, por
ejemplo, que un músico no pueda salir a la calle a practicar o a
exponer su creatividad, arriesgándose si lo hace a ser denunciado,
multado y requisado su material. Es algo que desde arriba se lleva
décadas persiguiendo y que lo han conseguido consolidar como una
creencia, como una costumbre entre la conciencia adormecida de la
gente. Ya todos tenemos asumido y aceptado como idiotas que es así y
que así será, pero... ¿y por qué cojones tiene que ser así? Yo
entiendo por supuesto que hay que controlar y aceptar unos límites
que no se deben sobrepasar, mi libertad empieza donde termina la de
quien está a mi alrededor, entiendo que se deben respetar unos
mínimos de no llegar a molestar a los demás en cuanto a decibelios,
ruido, espacio, etc... pero siempre que se respeten estos términos
¿por qué no puede salir un cantautor con su guitarra a las calles
de Madrid? ¿Por qué yo no puedo organizar un concierto con mis
amigos en la plaza del pueblo con la opción de que la gente se una y
personas que ni se conocen acaben unidas por un gusto en común como
puede ser la música? ¿Por qué hay tanto hijo de puta reunido en el
Senado que hace su vida libremente robando y quebrando al país
mientas gente como Pablo Hasél, S.A., Su Ta Gar, Juanra (KOP),
Lorenzo Morales (LMDC, El Noi Del Sucre), Los Chicos Del Maíz... y
un extenso etcétera son censurados, detenidos y condenados
simplemente por expresar sus ideas a través de la música? ¿Por qué
un hijo de puta trajeado con el maletín repleto de fraudes sigue en
su puesto viviendo del cuento mientras un mendigo es detenido y
humillado sólo por tocar su acordeón en la calle? ¿Por qué la
gente que menos talento tiene para la música es la que más se está
forrando en estos momentos mientras hay verdaderos artistas que
tienen que pagar por poder interpretar sus temas en público?
Yo empecé a escribir este artículo a
partir de una reflexión que se me pasó por la cabeza y me dejó
apagado, pensativo, triste... y que pasó a ponerme furioso, cabreado
y dispuesto a intentar cambiar algo. Sé que una nota sola no compone
una canción, sé que una hormiga no mueve una montaña, pero también
sé que una nota es la que comienza a dar paso al resto, la que hace
que todo empiece, y que una hormiga acompañada de muchas más puede
hacer temblar no una montaña, sino un valle entero. A muchos todo
esto les sonará a ida de olla, a utopía, a que “el tío este se
aburría y se ha motivao escribiendo”, pero yo sé que entre los
que al leerlo me consideren loco, seguro que hay alguno que dentro de
su no-cordura piensa igual o muy parecido a mi, y seguramente este
amasijo de palabras no llegue a ningún lado, muchos ni se habrán
molestado en leerlo al ver que tenía más de dos párrafos y no
había fotos ni dibujos. Tristemente es a lo que nos estamos
acostumbrando...
Pero también puede que algún otro
“iluso” haya sentido esa mala hostia por dentro, esas ganas de
salir con la guitarra como arma y las palabras como munición a la
puta calle a contar sus historias, que para eso están escritas y
somos libres de contarlas a quien quiera escuchar, esas ganas de
salir a la plaza de su pueblo/ciudad y a golpe de generador poner en
oídos de quien guste las canciones de su grupo, esa rabia que se
concentra en el pecho, la garganta y explota en la cabeza al desear
salir a gritarle al alcalde que él no es nadie para encerrar algo
tan libre como es la música. Por eso, volviendo a la realidad, y
aunque suene algo disparatado, yo asumo la iniciativa de un
llamamiento a una revolución musical en las calles, que nadie
prohíba poderle mostrar a los demás nuestras ideas, nuestros
sentimiento, nuestros mensajes, sean cuales sean.
Y extiendo el llamamiento a todos los
grupos, músicos, bailarines, escritores, pintores, poetas,
actores... a todos los artistas y, en definitiva, a todas las
personas, a que lleven la cultura, su cultura, nuestra cultura, al
sitio donde tiene que estar y donde jamás se debiera censurar, al
lugar donde más libre puede ser: LA CULTURA A LAS CALLES.
Y no digo que ahora salgamos todos en
tropel a la calle cual rebaño desbocado, sino que nos planteemos de
verdad el dejar de pedir permiso a nadie para expresarnos, a que
vayamos caminando por las calles y en cualquier momento y en
cualquier lugar nos podamos encontrar a un grupo tocando en la
esquina de la plaza, en el prao del vecino o en el parking del
supermercado. A que le quitemos el miedo a las multas y sanciones, a
que no nos dobleguemos a sus malditas leyes, a que no nos utilicen
como mercancía: hoy te llevo detenido por tocar en la calle y mañana
te contrato para tocar y que me traigas a la gente a consumir a las
fiestas del pueblo. A que por fin demos el paso y seamos capaces de
demostrar que el pueblo, tanto en esto como todo en la vida, también
tiene voz, que porque hayan salido elegidos en su asqueroso sistema
político ellos no son nadie para permitir o impedir que cualquiera
se exprese libremente sea cual sea el medio. A que todos los grupos
nos unamos, nos apoyemos y seamos valientes, que salgamos a tocar a
la calle cuando tengamos algo que decir, no cuando ellos quieran
dejarnos hablar.
Las cosas cada vez están más
difíciles y nadie las facilita, los pequeños grupos que empiezan
cargados de ilusión cada vez tienen más complicado sobrevivir, los
bares y salas no se arriesgan a organizar conciertos y entre los
pocos que lo hacen, hay muchos que es a costa de los grupos locales
que acaban pagando por tocar. Es hora de ser valientes de una puta
vez, de romper este esquema que se han montado a su medida, de
demostrarles que ni el negocio musical ni las “trabas legislativas”
que nos imponen serán suficientes para callar nuestras voces, es
hora de hacer ver que cuanto más nos compliquen las cosas más hay
que demostrarles, incluso también a nosotros mismos, que la música
no tiene dueños y pese a que traten de impedirlo la música es
libre, nuestras ideas son libres, nuestras voces son libres, la
cultura debe ser libre, y por mucho que les joda... ¡¡¡AÚN QUEDAN
CANCIONES para dar y tomar!!!
trocolillo
Ya sabes que siempre apoyé la idea de tocar en la calle, no tuvimos el apoyo ni la iniciativa del grupo en su totalidad. No culpo de nada a nadie pues yo hasta la etapa final no empecé a tirar del proyecto.
ResponderEliminarLo que quiero decir es que no puedo estar más de acuerdo con tu escrito, que le jodan a los alquileres de salas, a las comidas de poya para conseguir permisos de conciertos, que le jodan a las sanciones y a la censura de libertad musical. Vivir libres, tocar sin miedo.
Troco, alguien siempre te leerá, sigue escribiendo desde esa actitud que tienes por la musica que pocos apoyaron y aprovecharon, otros lo empezamos a valorar ya muy tarde.