Reseña de Barcos y Putas, de Ponies Killing Chickens

Ya llevaba mucho tiempo esperando este disco, casi desde que supe que estaban trabajando en ello y que se estaba grabando, puesto que desde que les vi en directo en aquel Festibalazo en la Heaven una lucecita se encendió en mi cabeza: ''aquí va a pasar algo gordo''. Y Barcos y Putas es eso, lo que esperábamos muchos de nosotros con muchas ganas e ilusión.

¿Y cual ha sido el resultado y la impresión que nos ha causado? Dale a Leer más:

A modo de prefacio, me gustaría comentaros que este cd ha sido grabado, mezclado y masterizado en Estudios Vindio (en Reocín, en Cantabria) en mayo de este presente año, estudio que ha sido capaz de plasmar qué son los PKC en 8 pistas.

La maquetación ha corrido a cargo de Estudios Vindio, y la producción, de éste mismo y del propio grupo.

Que por cierto, la portada... Más que explícita. En el fondo me da pena ese pollo. O miedo. Bueno, más bien lo segundo. Con lo amable que parece el caballo de la galleta al más puro estilo KFC... (jajaja)

Me pongo los cascos, le doy al play, y ¿qué me encuentro?

Sirvientes de tu lado oscuro. Y no, no va a aparecer Darth Vader, tranquilos. (Igual alguien peor jejej) Una larga intro para comenzar el disco algo peculiar, fuera de lo normal, en la que los fans de Juego de Tronos estarán agradecidos de escuchar esos párrafos, salvo por el trallazo que comienza inmediatamente: no, nos serán sonidos de aire medieval ni de melodías pausadas. Aunque si, en el fondo pega bastante con Tyrion Lannister.

Os aviso que si no estáis acostumbrados a estilos como el de PKC posiblemente os cueste entender por completo lo que cantan, y os lo aseguro, de veras merece la pena prestar atención a las ideas que nos quieren transmitir. Yo siempre que tengo la oportunidad me pillo el libreto y voy leyendo a la par que escucho los tracks, porque a veces, como música, las cuerdas o la percusión toman toda mi atención y me pierdo los detalles líricos. Que en este caso, otra cosa no, pero son directos y contundentes.

Ya con el grito con el que empieza este primer tema te hace pensar qué te vas a esperar a lo largo de los 8 trallazos que nos regalan los Ponies. ''No abandones tu lugar...'' Y está claro que todos ellos saben cual es el suyo: me he quedado sorprendida, los ritmos cuadrados, donde todo encaja. Una batería que tiene el control y unas guitarras que no cesan, que en el minuto cuatro aproximadamente ya nos gritan a los cuatro vientos que Iván y Pablo han metido horas y ni se han despeinado para hacer esa melodía increíble, que podrían haber estirado, ya que te deja esperando algo más que el final al unísono con el que finalizan. 

Pero espera, ¡espera!, que ya llega Telezombies. Unos riffs sobre una batería: tutupa! El hecho de que las guitarras combinen esas partes de graves con agudos le da profundidad al tema. Y aquí mi cabeza desconectó de la música, básicamente porque cantan una puta verdad, una puta enfermedad que nos tiene a todos gilipollas, y de la que ellos tienen la solución: ''Apaga la televisión, rechaza su manipulación, quieren captar tu atención, no colabores con la infección''. La labor de Iván a la voz es brutal: una voz que a la par que potente y con toques guturales, es lo suficientemente clara para entenderla. Un pero, para mi gusto, es que podría haberse subido el volumen de la misma, lo suficiente para que en algunos momentos las seis cuerdas no la apaguen. Y pensamos lo mismo de la batería, que a veces queda más apagada, pero igualmente, son detalles menores que no te van a impedir disfrutar, y que, créeme, en directo no vas a pensar igual.

Encuentro muy acertado el cambio de velocidad que han metido tras un solo, que por cierto, me ha recordado mucho a The Great Pandemonium de Kamelot (una evocación melódica). Tras esa melodía rápida y bastante pegadiza, que con el redoble de la percusión bajen un poco las revoluciones y comenzar con slides, el tema termina siendo pegadizo, muy pegadizo.

El tercer tema de Barcos y Putas es Insurrección. Y vais a escuchar a alguien muy conocido en nuestra escena (sobre todo cántabra). Si ya teníamos a Balbás a la batería, su compañero de Propaganda, Conde, dejó su huella en este tema, y es que se nota que los de Piélagos han dejado huella en este trabajo de los Ponies Killing Chickens. 

Eh, decidme que no soy la única donde esos riffs agudos de la guitarra la recuerdan a las sirenas de la Policía... Aunque si fuera así, mejor ''no aguantar el odio contra el cabrón'', que esa gente es una de ello.

Y por cierto, puede parecer que las guitarras se llevan toda la atención por la técnica demostrada, pero pon el oído, ponlo bien, porque aquí el bajo canta, y ¡vaya que si canta! Gracias a él y a la batería en los directos vamos a terminar con algún que otro dolor de cuello.

Los Estudios Vindio han debido ser el lugar de reunión de una buena tropa, porque en esta ocasión quien será el protagonista es Piñal, de Crustáceo, para darle su toque personal a Falsa Libertad. 

La bajada que inicia el tema sigue con un parón brusco, el pie perfecto para la entrada de la voz. ''No te escapes del guión'', que en este caso han seguido al pie de la letra: cada parte, cada instrumento, tiene su lugar, nada escapa del suyo, todos combinan entre sí, dando lugar a un sonido sólido, compacto, y sobre todo, elaborado. Otro pero más: chicos, tras tanta voz, ¿las gargantas bien? Porque ¡madre mía! Para mi, lo mejor viene en el último cuarto de este track, y os explicaré el por qué: viene un fragmento, unas palabras, que dan en punto clave, ''No hay peor ciego que el que no quiere ver. No por creerte libre, libre vas a ser''. Si ya la letra es una bala muy directa, la potencia de las gargantas de Piñal e Iván van a hacer que el mensaje cale más hondo, porque si la fuerza de las palabras se ven apoyados por la de los instrumentos y de sus personalidades, lo hará, si cabe, todavía más.

En el ecuador entra como un tiro Gritos, ruido, distorsión. Balbás aporreando con fuerza y notándose una elevada técnica, abre la canción dando paso a las palabras. Y vuelven a darle en el clavo: su tarea de composición se ve que no ha necesitado mucho trabajo, en el sentido de buscar temas, de darle a la cabeza para ver qué salía. Este es otro de los temas de nuestra puta realidad, y que todos los que nos movemos en la escena, que participamos de una actitud y que amamos la música por encima del negocio en que muchas veces se convierte, vamos a compartir fervientemente y a corear en los directos. Porque si, a nosotros, esos locos que vamos a garitos, que nos pasamos noches y noches sobre y bajo los escenarios, entre amigos y conocidos, preferimos los ''Gritos, ruido, distorsión, sonido agresivo, distorsión'' antes que cuatro caras bonitas y poses de follamisses. Que como bien dicen, cada uno en lo nuestro, ''vamos a continuar haciendo esto para molestar''. Y a quien le moleste, que se joda.

Siempre suelo dejar temas sin analizar, si a esta humilde opinión se le puede llamar análisis. Y esta vez, le toca al quinto tema de Barcos y Putas. Porque es el que más me ha calado, y porque sé que en muchos de vosotros ocurrirá igual.

¡Apocalipsis! ¿Por qué se ha colado Pedro Piqueras en mi equipo de música? Ese hombre si que es optimista... Sinceramente no entiendo por qué lo relacionan con la palabra y derivados de apocalipsis, no sé, no sé... ''Vaya por Dios''. Si, eso tengo yo en la cabeza ahora mismo, jajaja! Casi se os muere el pobre, le han debido de asustar las 12 cuerdas que dan una caña a la canción que no se espera. Tengo un problema con las notas que pican ambos guitarristas, porque me evocan tanto a grupos de metalcore y por otro lado, a los grupos de epic metal del norte: una locura, una espiral de locura que se intensifica con el sonido metálico de los platos.

Y mira que no suelo toparme con discos en los que criticar con muchos ''peros'', pero, valga la redundancia, me tengo que quejar: este tema sobre manera, y el disco, con 8 temas, se hace corto. El llamamiento al grupo ya queda hecho, jejeje.

Ya cuando leí los títulos me llamó la atención Metaleros Chandaleros. Tenía curiosidad, y bueno... El ''FUCKIN BRUTAL CHANDAL METAL!'', con ese efecto en la voz ya me dejó algo perpleja. ''Ay madre, que va a salir de aquí'', iba pensando. ¡Porque parecía que el mismo Mefistófeles se había unido a los colaboradores de los Ponies Killing Chickens!

El doble pedal/bombo ya te tiene que hacer que intentes imitarlo pobremente, como yo, con tus pies; el ritmo grave, constante y machacón del bajo ya habrá logrado que pruebes con el head bang; la guitarra rítmica que acompaña al bajo, ídem; y la melódica, tan pegadiza al oído, que pruebes con el air guitar (cuantos de nosotros al escuchar metal no haremos como que nos marcamos un solo como si fueramos los mismos Steve Vai, T.Youngblood o Iván y Pablo...). Aunque eso si, no intentes imitar los hammer on y los pull off, no nos saldrán...

Minuto 2:43: sugerencia, subid el volumen o dejaros llevar...

Y un +10 para ellos, reclamando el sitio que nos corresponde a todos los que escuchamos metal y no cumplimos el estereotipo, ¡gracias! ''Mi puto metal, vestido de chandal'', cómodos ante todo.

Sin que te quieras dar cuenta, ya llega el tema que da título a este disco. ¿A que se te ha pasado rápido? No pesan nada las canciones, y la media de tres minutos y pico por tema no cargan ni aburren, es más, a veces son escasos. Pero vayamos al lío... Barcos y Putas. Ya sea en relación a los PKC o no, no me digas que nunca has oído esas palabras... Qué nos querrán contar estos...

La percusión de Balbás nos cuenta, con sus compases definidos y sus parones, que se termina la función por todo lo alto.

El bajo, que Dridri está ahí, dejando un poco de su locura y genial práctica con las cuatro cuerdas, creando unos ritmos como base que ayudan a crear la atmósfera metalera adecuada.

Las guitarras, ya mencionadas, que van a seguir quemando púas y rompiendo cuerdas para gritar todas las ideas que estos cuatro compañeros tienen en esas cabezas a ritmo de solo vertiginoso y metalero.

Bueno, no mintamos, aquí no vienen sólo cuatro, que ya te habrás dado cuenta que aquí da la nota, o el gutural, Kortxos, de A.R.D.E.N. Su ya característica voz y la personalidad que le confiere a los temas en los que colabora es único, y para mi, la elección de cerrar el disco homónimo con este cantante y con este tema en especial, ha sido la adecuada.

Un detalle que las voces se vuelvan más limpias a la hora de mencionar a nuestro querido y amado monarca, y al mencionar sus epítetos. Porque todos, como buenos españoles de ley y corazón, le estamos agradecido a don ''Juan Carlos primero, Juan Carlos putero, de fiesta y de putas con nuestro dinero''. Sabéis que lo hace pensando siempre en su pueblo. ¿Cuando decís que regresa el feudalismo?

Me gustaría concluir esta opinión, o reseña, como se quiera llamar, sacando alguna conclusión general. Pero creo que no podré: todo lo que tenía que soltar está con lo que me ha transmitido cada tema. 

Ganas, ilusión, técnica, ideas que gritar a todos los que quieras escucharles y una buena ida de olla (no, no me digas que tu no lo has pensado al conocer el nombre del grupo!).

Lo peor de todo, lo que más me molesta, es lo siguiente: si quieres conocer a Ponies Killing Chickens vete a verles en directo, sobre un escenario. Ahí es donde mejor vas a poder disfrutar de su música extrema y donde te vas a quedar embobado viendo como los dedos en las cuerdas no dejan de moverse, donde la batería no tiene ni un respiro y donde la garganta se resiente de verdad. Porque por mucho que haya disfrutado de este trabajo, por muchas veces que haya dado al play de mi reproductor, no voy a sentir lo mismo que en un directo,

Y eso no es algo malo, es más, yo creo que mejor: que os llevéis la sorpresa en un festival o en un bolo cualquiera es más gratificante, para ti como oyente y para ellos como intérpretes.